美術評論家の山田哲氏から評論をいただきました

スペイン美術評論家協会の公式サイトに、山田哲氏から加藤弘光の評論が寄稿されました。

以下、日本語とスペイン語にて掲載

 

加藤弘光・日本人の精神、東洋と西洋の間で
山田 哲AECA:スペインアート評論家協会員, AICA:国際アート評論家協会員

「櫻の樹の下には屍体が埋まっている。」

衝撃的出だしから始まるこの小説は梶井基次郎(1901~1932)の『櫻の樹の下に』の冒頭であ る。主人公は櫻の花の美しさに囚われた。そして美の裏側に「醜」の存在を感じた。主人公はあ まりの櫻の美しさに不安にかられ、

「櫻の根は動物や人間の屍体から水晶のように垂れてくる液を貪欲な蛸のように吸い取ってい る。」

と想像するのだが、それは 31 歳結核で早逝した梶井基次郎自身の想像であったとしても全く不 思議ではないだろう。古来櫻はそのあまりの美しさ、そしてその美しさが儚く散っていく姿は、 日本人は時として激しく、ときとして退廃的なインスピレーションの源となってきた。いまここ にまた櫻からインスピレーションを得ている画家がいる。加藤弘光。

アートをやりたいとは思いつつ、将来の道に迷っている時に偶然訪れた日本画展覧会に入り、そ の作品に感銘を受けてこの道に決めた。美大に入った後は西洋画も勉強したが、もともと持って いる才能が日本画に向いていたのであろう。日本画の画材はスペインのリアリズムの重鎮アント ニオ・ロペスのような重厚な作品には向いていない。そこで日本画の古典の作品から学ぼうとし たが、学生時代当時まだ知られていなかった写実と想像を融合させた「奇想の画家」伊藤若冲 (1706~1800)に注目し、先生方から変わり者扱いされたが、現在若冲が天才として受け入れら れていることからも加藤の目の鋭さがわかる。そして若冲に学んだ大胆さが、美大で学んだ西洋 画のエッセンスもおそらく無意識のうちに取り入れながら、彼独自のテイストとなって作品の中 に現れる。一定の様式化が要求される日本画の伝統ばかりでは

「自分自身が全く表現できなくなりますから。」

彼は櫻の花をこの展覧会の作品のモチーフにした。櫻は彼のふるさと宮城の風景、日本人には その美しさと儚さで日本の美学に深く根づいている風景でもある。それは加藤の根源であり、日 本人の根源でもあるのだ。

彼は一本の樹の全体像を扱わず、大胆に櫻の花だけを扱った。日本には神教という多神教の文 化があり、花びら一つにも神秘を見いだすことができる。加藤曰く、だからこそこういう描き方 もありだという。概ね舞台は夜。バックは黒になる。加藤のこの黒は美しい。決して闇の黒では ない。黒の中にうっすらと金や銀が直観にしたがい配置され、それが見事な効果となって櫻の花 びら一枚一枚ひき立てる。ライトの位置や陽の光で後景に描かれている月の見え方も変えてしま う。そんな黒のマジックは消えゆく運命にある櫻が美の中に命を燃やす最高の舞台を提供する。

一見すると通常の日本画に見えるかもしれないが、さりげなく入れ込んだ加藤の工夫は間違い なく加藤スタイルを作り出している。

美しさと死。直観的に美に「死」をみるからこそ櫻の「生」の美しさに日本人は惹かれるの だ。紅葉や藤の花なども扱ったが基本的には同じことが言える。死にゆくものが見せる人生最高 の瞬間。スペインで何をやりたいか聞いてみた。

「自分の世界をしっかり提示してみたいですね。僕が理解してもらえるのかどうか、じっくり みてみたい。」

東洋から西洋に来ても西洋文化に媚びるつもりはない。みている人がどう感じるかは自由。西 洋人がどう解釈するのか、日本人のように櫻に死を見るのか、自然の美の中に何を見るのか、私 も楽しみにしているのである。

 

Katō Hiromitsu: una mentalidad japonesa entre Oriente y Occidente.

Yamada Satoru
AECA: Asociación española de críticos de arte y AICA: Asociación internacional de críticos de arte

“Hay cadáveres debajo del árbol de cerezo”. Con esta espantosa frase da comienzo la novela de Kajii Motojirō (1901-1932) titulada Debajo del árbol de cerezo. El protagonista ha sido atrapado por la belleza de este árbol, pero al mismo tiempo siente la existencia de cierta “fealdad”. Se inquieta ante la hermosura de sus flores, y sin pensar imagina que “la raíz del árbol de cerezo chupa el humor del organismo que cae de los cadáveres, humanos o animales”. No resulta extraño que este pensamiento pertenezca al propio escritor, puesto que falleció de tuberculosis en plena juventud, cuando tenía aún 31 años.

Desde tiempos antiguos, la gran belleza de las flores de cerezo y su caída impresionaron a los japo- neses, en unas ocasiones de manera apasionada, y en otras de forma morbosa. Ahora me gustaría presentarles a un pintor que toma su inspiración de este árbol, Katō Hiromitsu. En un momento de su vida en que se ha- llaba preocupado por el rumbo que tomaría su futuro profesional, entró por azar en una exposición de pintura japonesa y quedó anonadado. Fue entonces cuando decidió dedicar sus esfuerzos a esta disciplina. Tras in- gresar en Bellas Artes estudió también pintura occidental, pero su talento artístico estaba más adaptado ori- ginalmente a la pintura nipona. Los materiales que se emplean en esta no son tan adecuados para la pintura densa como la que se utiliza en las obras de artistas como Antonio López. Por ello se dedicó a investigar a los maestros clásicos de su propio país, prestando especial atención a Itō Jakuchū (1706-1800) que, descono- cido en la época, actualmente es considerado “kisō no gaka”, o un pintor realmente fabuloso. A pesar de que los profesores consideraban a Katō un alumno extravagante, si tenemos en cuenta que Jakuchū es valorado como un genio, no cabe duda de que tenía buen ojo para la pintura japonesa. En su obra podemos constatar el atrevimiento compositivo que aprendió de las obras de su antecesor, al que ha aunado su propio ingenio y, probablemente, también la esencia de la pintura occidental que aprendió durante sus años en la facultad. Por- que si se limitase únicamente a la técnica tradicional de la pintura nipona, que exige una estilización en sus presupuestos, no podría, en sus propias palabras, “expresar el interior de ninguna manera”.

Para esta exposición, tomó como motivo central de sus obras el cerezo y los paisajes de su prefectura natal, Miyagi. Esta variedad de árbol está profundamente arraigada en la estética japonesa por su fugaz be- lleza. Podemos decir que el cerezo es la raíz del arte de Katō, pero también lo es de la propia cultura nipona. Curiosamente, el pintor no representa el árbol en su totalidad, sino que se centra, de manera atrevida, en sus flores. Los japoneses, que practican el sintoísmo, son capaces de ver el misticismo incluso en un simple péta- lo. Basándose en esta idea, el propio Katō considera que esta forma de pintar es perfectamente válida.

En general, los escenarios son nocturnos, con un fondo lógicamente negro. Pero el negro de Katōnunca es mera oscuridad, es maravilloso. A él le añade instintivamente el color dorado o plateado, lo que produce un estupendo efecto con el que destaca cada uno de los pétalos representados. También cambia la imagen de la luna en el fondo, dependiendo de la ubicación de la luz o del sol. La magia del negro ofrece un gran escenario al cerezo, como si un ardiente deseo de mostrar su belleza antes de morir le embargase.

Puede que, en un primer vistazo, se vea su obra como una pintura japonesa normal, pero la iniciati- va, introducida sofisticadamente por el autor le confiere, sin duda alguna, un estilo propio.

“Belleza y muerte”. Los japoneses se sienten atraídos por la hermosura de la vida del cerezo, porque instintivamente sienten la existencia de la muerte detrás de su belleza. El pintor japonés aborda igualmente otros temas, como la hoja rojiza o la glicina japonesa, pero las características son similares a las aplicadas al cerezo. Muestra el momento floreciente en la vida de los seres que, un día, tienen que morir. Al preguntarle sobre qué tenía pensado hacer en España, Katō contestó que quería “mostrar a los españoles mi mundo con firmeza. Quiero ver si pueden comprenderme y sentir simpatía por mí”. Sin duda será un reto, y desde luego la interpretación que hace cada uno es libre. Pero lo cierto es que a mí también me parece interesante pensar en cuál será la reacción de los españoles a su obra y, de forma particular, qué inspirará a los espectadores la hermosura del cerezo. ¿Será la muerte, como a los japoneses, o tal vez otra cosa?